Este fin de semana hemos ido de visita al museo Darder de Banyoles donde se estrenaba la exposición itinerante Marte-Tierra, una anatomía comparada, promocionada por la obra social de La Caixa.
Parece mentira, con lo pequeña que era la exposición, la gran cantidad de información y datos interesantes que se ofrecían, explicados de forma clara y rigurosa, una agradable sorpresa.
La conclusión que he sacado de la comparativa entre estos planetas vecinos es que el parecido entre ellos es enorme, y la diferencia principal (es decir, la falta de vida y precursores de ésta) radica más en que siguen un ritmo de evolución diferente más que a factores intrínsecos al propio planeta.
Es decir,Marte, en algún momento , habría sido o será más o menos como la tierra actual: con mares, ríos, nubes y lluvia y quizás (si alguna divinidad lo permite) con vida.
Lo siguiente que me planteé es que si Marte puede ser algún día como la tierra, entonces podemos pensar que nuestro planeta pueda acabar reseco como actualmente el planeta rojo.Desaparecerían los mares, la vida, el hombre,la música, la literatura, la arquitectura, la historia...es algo que cuesta asimilar, ¿todo esto desaparecerá para siempre?.
Quizás en un lejano futuro haya vida inteligente en Marte y se planteen lo mismo con nuestro planeta, muerto mucho tiempo antes quemado por el sol.
Pienso que la única opción que queda para preservar la vida eternamente es abrirse al espacio , tenemos siglos para aprender a movernos por él, no importa que ahora no seamos siquiera capaces de enviar hombres al planeta vecino, hace menos de un siglo ni tan solo podíamos volar. Seremos capaces, solo me preocupa la opinión negativa y la falta de interés de cantidad de ciudadanos que lo ven como una pérdida de tiempo y dinero. Si todo el mundo pensara igual en todos los ámbitos de la ciencia seguiríamos en la edad de piedra. Piensen un poco por favor.
domingo, 16 de septiembre de 2012
jueves, 16 de agosto de 2012
Lectura recomendada: GUERRA DEL PELOPONESO
Hacía tiempo que iba tras los cuatro tomos que ocupa la famosa obra de Tucídides , publicados por la editorial Gredos en su magnífica y única biblioteca clásica. Esta colección aparece cada tantos años en las librerías de nuestro país y se vende por fascículos. Al ser libros y para colmo no relacionados con temas futbolísticos o escritos por personajes públicos, la publicidad que se hace en cuanto sale a la venta la colección es mínima o nula y las librerías, a los pocas semanas de ofrecer los primeros tomos, dejan de suministrala a no ser que se haga una reserva. Por tanto, es muy difícil conseguir libros de esta colección y por eso cuando paseando por el mercado de libro viejo de Sant Antoni en Barcelona, encontré los cuatros tomos, a estrenar y a menos de mitad de precio, no dudé un instante en quedármelos todos aunque ya no sepa donde ubicar tantos libros en mi micropiso.
La segunda cuestión que me planteé es cuando tendría tiempo para leerme ocho tomos de historia (distribuidos en cuatro libros) concentrada y repletos de notas del traductor ( Juan José Torres Esbarranch), pero la verdad es que el estilo de escritura es tan ágil y la narración tan interesante que a las pocas páginas de empezar el primer tomo quedé totalmente enganchado dedicando más horas de las que debería en su lectura hasta acabar esta portentosa obra que lastimosamente Túcídides dejó sin acabar.
Bien, la obra es un relato de la guerra que tuvo lugar, el 432 AC, entre Atenas y Esparta y los respectivos aliados. Esta confrontación , que se divide en dos etapas y que duró más de veinte años, se fué extendiendo por todo lo que era el mundo helénico hasta tal grado que muchos historiadores la consideran la primera guerra europea.
Tucídides prescinde del mito en su obra y contrasta todos los hechos para poder darlos por buenos. Él participó activamente en esta guerra y conoció a los dos bandos enfrentados, quizás por eso su obra es imparcial en todo momento.
La obra empieza por un estudio de las principales guerras en que los Griegos habían participado en el pasado, una explicación de los hechos que condujeron a la confrontación entre Atenas y Esparta y una narración de la guerra año a año. La obra acaba bruscamente dejándonos sin los últimos años , aunque ya se perfila la derrota de Atenas que el historiador no pudo escribir, seguramente arrebatado antes de tiempo por la muerte.
La segunda cuestión que me planteé es cuando tendría tiempo para leerme ocho tomos de historia (distribuidos en cuatro libros) concentrada y repletos de notas del traductor ( Juan José Torres Esbarranch), pero la verdad es que el estilo de escritura es tan ágil y la narración tan interesante que a las pocas páginas de empezar el primer tomo quedé totalmente enganchado dedicando más horas de las que debería en su lectura hasta acabar esta portentosa obra que lastimosamente Túcídides dejó sin acabar.
Bien, la obra es un relato de la guerra que tuvo lugar, el 432 AC, entre Atenas y Esparta y los respectivos aliados. Esta confrontación , que se divide en dos etapas y que duró más de veinte años, se fué extendiendo por todo lo que era el mundo helénico hasta tal grado que muchos historiadores la consideran la primera guerra europea.
Tucídides prescinde del mito en su obra y contrasta todos los hechos para poder darlos por buenos. Él participó activamente en esta guerra y conoció a los dos bandos enfrentados, quizás por eso su obra es imparcial en todo momento.
La obra empieza por un estudio de las principales guerras en que los Griegos habían participado en el pasado, una explicación de los hechos que condujeron a la confrontación entre Atenas y Esparta y una narración de la guerra año a año. La obra acaba bruscamente dejándonos sin los últimos años , aunque ya se perfila la derrota de Atenas que el historiador no pudo escribir, seguramente arrebatado antes de tiempo por la muerte.
martes, 3 de julio de 2012
Señores políticos
Señores políticos: tal vez son muchas las causas de la crisis actual, y no es por una ni por dos que los asuntos han llegado a tal extremo. Pero si buscáis bien, encontrareis que los verdaderos responsables son los que prefieren más agradaros que aconsejar bien. Alguno de estos, mientras se cuidan de lo que les proporciona crédito y poder, no se preocupan para nada del futuro, ni creen que vosotros debáis preocuparos.Tal es la política a que estáis acostumbrados y que es la causa de todas las desgracias.
Pero, aunque la situación es lamentable y se han perdido muchas cosas, sin embargo es posible todavía restablecerlo todo.
Tal vez os parezca paradójico lo que voy a decir, pero es verdad. Lo peor que nos ha ocurrido en el pasado, es lo mejor para el futuro.¿Qué es esto?, que la situación es grave porque no se ha hecho nada, ni poco ni mucho, de lo que era menester; pues si la situación estuviera como está a pesar de haber hecho todo lo necesario, no habría esperanza de que mejorara.
Pues bien, si a partir de ahora, cada uno de vosotros, abandonando todo fingimiento, estuviese dispuesto a ayudar donde deba y poder ser útil a la sociedad, unos aportando dinero,otros conocimiento...es decir, si quisierais no contar más que con vosotros mismos y dejar de esperar cada uno que él no tendrá que hacer nada porque el vecino la hará todo en su lugar , entonces recuperaréis todo lo vuestro y recobraréis de nuevo todo lo que se ha perdido por negligencia.
¿Sabrían decir quien es el autor de este discurso tan acertado en las actuales circunstancias?
Pero, aunque la situación es lamentable y se han perdido muchas cosas, sin embargo es posible todavía restablecerlo todo.
Tal vez os parezca paradójico lo que voy a decir, pero es verdad. Lo peor que nos ha ocurrido en el pasado, es lo mejor para el futuro.¿Qué es esto?, que la situación es grave porque no se ha hecho nada, ni poco ni mucho, de lo que era menester; pues si la situación estuviera como está a pesar de haber hecho todo lo necesario, no habría esperanza de que mejorara.
Pues bien, si a partir de ahora, cada uno de vosotros, abandonando todo fingimiento, estuviese dispuesto a ayudar donde deba y poder ser útil a la sociedad, unos aportando dinero,otros conocimiento...es decir, si quisierais no contar más que con vosotros mismos y dejar de esperar cada uno que él no tendrá que hacer nada porque el vecino la hará todo en su lugar , entonces recuperaréis todo lo vuestro y recobraréis de nuevo todo lo que se ha perdido por negligencia.
¿Sabrían decir quien es el autor de este discurso tan acertado en las actuales circunstancias?
domingo, 24 de junio de 2012
Belisario
El año 532 d.c. iba a deparar una gran sorpresa a los habitantes de la antigua gran capital del mundo civilizado, que desde hacía más de dos siglos, vivía una lenta decrepitud en la que la población había disminuido de manera drástica y los monumentos y templos levantados por los emperadores romanos, aunque seguían en pie, se pudrían lentamente abandonados a su suerte. La población no había corrido mejor suerte que la ciudad de piedra, ya que a los cientos de miles que murieron en las distintas confrontaciones que se entablaban de manera casi cíclica en el gran imperio, y que acabaron con las estirpes más puras, verdaderas fundadoras de ese mundo moderno en plena edad antigua, había que añadir primero la entrada masiva de bárbaros asimilados para suplir estas bajas, y más tarde, la entrada por la fuerza de toda la escoria de salvajes que poblaban los pueblos lindantes al imperio muerto. Primero fueron los Godos, después los Ostrogodos, en fin, los mismos salvajes con distintos nombres que como carroñeros se aprovechaban de la debilidad de un imperio agonizante para vivir a expensas de sus riquezas.
El imperio había dejado de existir formalmente setenta años antes, cuando el último emperador entregó sus enseñas a los Ostrogodos, pero Roma ya no era capital desde mucho antes, viéndose obligada a un tipo de subsistencia que ya recordaba el modus vivendi de la edad media, mientras muchos de sus habitantes huían a sitios más seguros, donde pudieran levantar murallas para resguardarse de los oleadas bárbaras.
En el mercado de Roma era fácil encontrar todavía espadas de los centuriones, estatuillas de bronce importadas de la colonia griega, papiros egipcios, monedas con el rostro de los emperadores, escudos de la legión, insignias con el SPQR escrito, pero ya casi nadie recordaba el significado de esas siglas, que habían recorrido el mundo llevando la civilización hasta los confines conocidos, ya no existía ni el senado ni el pueblo romano. Lo poco que había sobrevivido del antiguo imperio se refugiaba en la lejana Bizancio, donde Justiniano, mantenía vivo el imperio en oriente.
Por eso, cuando un ejército bizantino comandado por el general Belisario arrasó a los bárbaros apostados entre Bizancio y Roma para entrar triunfalmente en la antigua capital, los pobres romanos veían a ese ejército engalanado como las antiguas tropas imperiales y una mezcla de alegría por el reencuentro y de tristeza por el recuerdo de lo que se había perdido flotaba en el ambiente aquel glorioso día.
Demasiados Rajoys y Zapateros de turno se habían sucedido en el poder de un imperio cuyos habitantes, corroídos por la codicia, tan solo pensaban en su propio provecho y miraban hacia otro lado ante los problemas que se acumulaban. De hecho, a partir de Tiberio el imperio empezó a morir, y es un milagro que aun durase tantos siglos con los gobernantes que llegó a tener. Pero aun así acabó muriendo y lo que encontró Belisario que acababa de cruzar una Europa infestada de bárbaros fue tan solo otro pueblo bárbaro, y él, emulando a Merkel y su pueblo, que parecía iba a traer de nuevo la prosperidad perdida, no tardó en dejar Roma para no volver, dándose cuenta de que allí ya no quedaba nada por salvar.
El imperio había dejado de existir formalmente setenta años antes, cuando el último emperador entregó sus enseñas a los Ostrogodos, pero Roma ya no era capital desde mucho antes, viéndose obligada a un tipo de subsistencia que ya recordaba el modus vivendi de la edad media, mientras muchos de sus habitantes huían a sitios más seguros, donde pudieran levantar murallas para resguardarse de los oleadas bárbaras.
En el mercado de Roma era fácil encontrar todavía espadas de los centuriones, estatuillas de bronce importadas de la colonia griega, papiros egipcios, monedas con el rostro de los emperadores, escudos de la legión, insignias con el SPQR escrito, pero ya casi nadie recordaba el significado de esas siglas, que habían recorrido el mundo llevando la civilización hasta los confines conocidos, ya no existía ni el senado ni el pueblo romano. Lo poco que había sobrevivido del antiguo imperio se refugiaba en la lejana Bizancio, donde Justiniano, mantenía vivo el imperio en oriente.
Por eso, cuando un ejército bizantino comandado por el general Belisario arrasó a los bárbaros apostados entre Bizancio y Roma para entrar triunfalmente en la antigua capital, los pobres romanos veían a ese ejército engalanado como las antiguas tropas imperiales y una mezcla de alegría por el reencuentro y de tristeza por el recuerdo de lo que se había perdido flotaba en el ambiente aquel glorioso día.
Demasiados Rajoys y Zapateros de turno se habían sucedido en el poder de un imperio cuyos habitantes, corroídos por la codicia, tan solo pensaban en su propio provecho y miraban hacia otro lado ante los problemas que se acumulaban. De hecho, a partir de Tiberio el imperio empezó a morir, y es un milagro que aun durase tantos siglos con los gobernantes que llegó a tener. Pero aun así acabó muriendo y lo que encontró Belisario que acababa de cruzar una Europa infestada de bárbaros fue tan solo otro pueblo bárbaro, y él, emulando a Merkel y su pueblo, que parecía iba a traer de nuevo la prosperidad perdida, no tardó en dejar Roma para no volver, dándose cuenta de que allí ya no quedaba nada por salvar.
sábado, 5 de mayo de 2012
Kid Icarus
En un tiempo en el que hombres y dioses convivían en armonía, el reino de la Tierra del Ángel
estaba gobernado por dos diosas, Palutena, la Diosa de la Luz y Medusa, la Diosa de la Oscuridad.
Mientras Palutena administraba la luz y ayudaba a los mortales a cultivar la tierra, Medusa
menospreciaba a los hombres y usaba la oscuridad para destruir sus cosechas y convertirlos en
piedra. Enfurecida, Palutena transformó a Medusa en un horrible monstruo y la desterró al oscuro
Inframundo.
Pero Medusa no se quedó de brazos cruzados. Reunió una gran hueste de monstruos y espíritus
diabólicos del Inframundo para conquistar el hogar de Palutena, el Palacio celestial. La guerra
estalló y las huestes de Medusa aplastaron al ejército de Palutena, encarcelando a la Diosa de la
Luz. Entonces Medusa tomó los Tres tesoros sagrados (el Escudo espejo, la Flecha de la luz y las
Alas de Pegaso) y se los dio a sus esbirros más poderosos.
Este es el argumento, inspirado en la mitología griega, en el que se basa el nuevo videojuego de
Nintendo Kid Icarus.Que lástima, otro producto más que lo único que consigue es contribuir a
aumentar la desinformación sobre la mitología griega, para variar.
Y eso, que cuando vi anunciado el juego, con ese pequeño Icaro convertido en héroe, me pareció
una idea interesante. Señores de Nintendo, que les habría costado basarse de verdad en la cultura
de nuestros ancestros y crear un argumento que respetara, al menos minimamente, la magnífica
tradición mitológica.
Pero no, parece que a los japoneses poco les importa que los jóvenes y no tan jóvenes usuarios de
Kid Icarus desaprendan, como diría el anuncio, lo que supieran de Medusa , de los Dioses del
Olimpo y ya de paso del pobre Icaro.
sábado, 21 de abril de 2012
Nuevo blog
Algunas reflexiones y opiniones que tengo archivadas en mi pobre memoria no tienen cabida en este blog, en el que me centro basicamente en el mundo de los libros, la mitología y la música clásica. He creado otro blog más libre en el que dejar plasmadas estas otras cosas que me gustaría mostrar. Espero que os gusten. http://elosbcurodivan.blogspot.com.es/
Mis óperas favoritas: Julio César en Egipto.
El año 48 a.c. Pompeyo y Julio César entablaban en Farsalia (Grécia central) su última gran batalla por obtener el mando del imperio romano. El viejo general, que contaba con un ejército con muchos más efectivos y encadenaba varias batallas vencidas, se confió en exceso y sufrió una derrota humillante de la que ya no se recuperaría. Desesperado, huyó de Julio y Antonio y, poniendo tierra de por medio, se embarcó hasta África, llegando hasta las soleadas costas de Egipto, estado vasallo de Roma, con la esperanza de aliarse con las tropas romanas apostadas en tierras africanas.
Fue recibido por una delegación del rey Egipcio Ptolomeo XII, descendiente del Ptolomeo que conquistara Pérsia al lado de Alejandro Magno, sólo se le parecía en el nombre, por lo demás, parece que era un degenerado medio imbécil que, conocedor de la derrota sufrida en Farsalia, hizo ejecutar a Pompeyo nada más desembarcar para después entregar la cabeza cortada a César, que le venía pisando los talones.
El nuevo emperador se horrorizó ante el “regalo” de su vasallo y, al reunirse con él, descubrió que su hermana, la famosa Cleopatra, permanecía recluida por Ptolomeo que no estaba dispuesto a compartir el poder con ella. César, tras un juego de intrigas, intentó que los hermanos se reconciliasen, pero, cuando parecía que la situación estaba controlada, la ciudad de sublevó y César tuvo que luchar al lado de sus hombres para salvar la vida. En esta confrontación ardieron las embarcaciones romanas y el fuego se propagó por la ciudad quemando la conocida biblioteca de Alejandría.
Los romanos huyeron a nado hasta una pequeña isla en la que se hicieron fuertes esperando la llegada de tropas de refuerzo con las que pudieron aplastar la sublevación general. Tras el fuego y el humo Alejandría respiraba nuevos aires más pacíficos, sin el cruel Ptolomeo, que desapareció misteriosamente entre la turba, y con el mando único de Cleopatra, que concibió un hijo de César.
Este magnífico episodio de la historia, en el que tantos eventos que han pasado a la posteridad se vivieron en un breve intervalo de tiempo, debió inspirar a Haendel que decidió que una de sus operas desarrollara este lance histórico. La historia se centra en la relación que mantuvieron César, Cleopatra, Ptolomeo y la viuda de Pompeyo con el trasfondo de una Alejandría revuelta.
Es una ópera idónea para iniciarse en este género musical: la historia no cansa, al contrario, es fascinante y las arias, todas ellas de gran nivel, atraen desde la primera escucha.
Dividida en tres actos y estrenada en 1727, se convirtió en un gran éxito, para, a la muerte de Haendel, desparecer durante más de un siglo y ser rescatada del olvido ya en el siglo XX, en el que ha sido interpretada por los mejores contratenores de nuestro tiempo. No os la perdáis, vale la pena.
sábado, 14 de abril de 2012
23 de abril: Día del Libro
Como un libro que se deja a medio leer y se abandona en una oscura estantería durante años hasta que un día cualquiera algo nos recuerda que jamás lo acabamos y entonces deseamos saber como seguía la historia . Lo rescatamos de su oscuro rincón y la fina capa de polvo que lo cubre nos hace sentir remordimientos,sin embargo, la marca de página que hicimos sigue ahí, indicándonos, como los dioscuros a los marineros, la ruta a seguir.
Y finalmente acabamos el libro que absurdamente dejamos de lado abstraídos por la miseria que nos rodea y por fin fray Guillermo encuentra al asesino de la Abadía y la biblioteca secreta, Vinicio y Ligia huyen de Roma a salvo dejando atrás al loco Nerón, Ulises alcanza Itaca y Jonathan acaba la catedral que su padre Tom empezara a levantar.
Estos libros están ahí para nosotros, lo mejor que fue capaz de dar el genio de algún genio, para nosotros, que, sin embargo, no siempre valoramos el regalo. Pensar en las miles de obras que se han perdido por el largo camino de la historia, quizás también arrinconadas en el escriptorium de una abadía medieval o quemados por cuestiones religiosas, no hagamos nosotros lo mismo.
Por eso, el día de Sant Jordi, el día del libro, escoged muy bien el libro que regaléis, hay muchos y muy buenos para pararse un rato a pensar. ¿ No os parece?.
Y finalmente acabamos el libro que absurdamente dejamos de lado abstraídos por la miseria que nos rodea y por fin fray Guillermo encuentra al asesino de la Abadía y la biblioteca secreta, Vinicio y Ligia huyen de Roma a salvo dejando atrás al loco Nerón, Ulises alcanza Itaca y Jonathan acaba la catedral que su padre Tom empezara a levantar.
Estos libros están ahí para nosotros, lo mejor que fue capaz de dar el genio de algún genio, para nosotros, que, sin embargo, no siempre valoramos el regalo. Pensar en las miles de obras que se han perdido por el largo camino de la historia, quizás también arrinconadas en el escriptorium de una abadía medieval o quemados por cuestiones religiosas, no hagamos nosotros lo mismo.
Por eso, el día de Sant Jordi, el día del libro, escoged muy bien el libro que regaléis, hay muchos y muy buenos para pararse un rato a pensar. ¿ No os parece?.
miércoles, 11 de abril de 2012
Ira de Titanes
Ira de Titanes
Cuando fui a
ver esta película del director Jonathan Liebesman, ya estaba sobre aviso de lo
que iba a ver puesto que había visto la precuela Furia de Titanes del año 2010:
una bizarra mezcla de monstruos mitológicos y hazañas recogidas de la mitología
clásica y falsamente atribuidas a Perseo. Pero, como amante de la mitología no
pude resistir la tentación de ver a Perseo en acción.
Después de ver
la película debo reconocer que la realidad superó mis expectativas negativas:
el guión es una completa absurdidad en la que los dioses son inferiores a
Perseo y, para variar, se mezclan las vivencias de Belerofonte, Teseo y
Hércules formando este personaje que poco o nada tiene que ver con el que nos
describen las fuentes clásicas.
Solo empezar
la película, lucha contra la Quimera
de Belerofonte, después aparece el caballo Pegaso y monta en él, también
rescatado de la vida de Belerofonte, más adelante entra en un laberinto y
adivinad contra quien lucha,…., sí, el Minotauro de Teseo. En la batalla final
aparecen unos guerreros claramente inspirados en Geriones, el monstruo de tres
cuerpos al que venciera Hércules. En fin, otro producto más que ayudará a
desinformar sobre los fenomenales héroes que componen la mitología griega.
Para más
desinformación os recomiendo Troya de Wolfgang Petersen (2004),
Furia de Titanes de Desmond Davis (1981),Simbad y el ojo del tigre de
San Wanamaker (1977).
Si de verdad
os interesa el tema: Biblioteca Mitológiga de Apolodoro, Metamorfosis de
Ovidio, Fábulas mitológicas de Higinio.
sábado, 24 de marzo de 2012
La transmisión de las obras clásicas.
Estaba leyendo la introducción que el señor Ramos Jurado hace del libro de Tragedias de Esquilo (Alianza Editorial) y me pareció particularmente interesante la explicación que hace sobre la transmisión de las tragedias griegas desde su creación hasta nuestros días. Las sucesivas guerras y su consiguiente destrucción, los desastres naturales, los accidentes y la anarquía además de muchos otros motivos han impedido que la mayor parte de la producción literaria de la antiguedad llegara hasta nosotros y las pocas obras que han salvado este obstáculo de más de dos mil años lo han hecho recorriendo un camino rocambolesco y perdiendo parte de su frescura original. En general, el camino que han seguido estas joyas supervivientes ha sido este: de las obras originales, escritas en papiros por los mismos creadores y guardadas en los archivos de las principales polis griegas, no ha quedado ni rastro. Sabemos que por cada obra se realizaban al menos tres copias, una de ellas para archivarla por si en el futuro se representaba de nuevo, pero estas tampoco se conservan. Ya en la época helenística, el saber y la cultura se habían trasladado a Alejandría, donde la famosa biblioteca albergaba las obras que el erudito Aristófanes conservaba, estudiaba y divulgaba. De estas obras conservamos algún fragmento de papiro, pero todo el resto o se quemó con la biblioteca o se perdió siglos después. Ya en el imperio romano, se seleccionaron algunas obras (siete en el caso de Esquilo) que son las que han llegado hasta nosotros, pero esta selección contribuyó a que el resto de las obras desapareciera para siempre.Los papiros fueron pasados al códice (precursor del libro actual) y posteriormente cuando lo que quedaba de Roma huyó a Bizancio se introdujo la minúscula en los textos. De todo esto tampoco conservamos nada. Los primeros documentos que podemos tocar con nuestras manos se remontan a los códices medievales: los monjes de los conventos medievales copiaron, a su manera, los papiros o códices antiguos que se conservaban, y algunas de estas copias se han conservado. Uno de las más importantes es el códice Mediceo escrito en el siglo X, y si bien no está completo, es la base de todas las tragedias conservadas de Esquilo.
domingo, 11 de marzo de 2012
Mis óperas favoritas: Lohengrin.
Esta ópera de Richard Wagner fue la primera a la que presté atención y hoy en día , tras haberme adentrado en distintas óperas,sigue siendo mi favorita.
Hace unos años, mientras conducía hacia el trabajo, iba escuchando distraidamente RNE clásica cuando una melodía llamó mi atención. Era la introducción de la ópera Lohengrin, obra de Wagner estrenada en 1850. De hecho, me gustó tanto que apunté aquel extraño nombre en un pedazo de papel y una vez de vuelta a casa lo introduje en el Google.
Lohengrin, caballero custodio del Santo Grial, hijo de Parsifal. Esto ya me sonaba un poco, Parsifal era uno de los caballeros de la mesa redonda del rey Arturo y, una vez disuelta esta, encontró el Grial y formó una guardia para custodiarlo. Esto aprendí sobre el personaje, pero luego, al leer el libreto de la ópera, me enganché con la historia que narraba: en la edad media, el rey de Germania recorre su país reclutando tropas para su ejército, que se dispone a luchar contra el enemigo Húngaro. Cuando llega a Brabante, se entera de que la población está enfrentada en dos bandos que se disputan el poder.El caso es que a la muerte del conde, su hijo y heredero, el pequeño Gottfried, fue dejado a manos de un noble llamado Telramund hasta que alcanzara la mayoría de edad, pero un día en que el pequeño príncipe salió a pasear por el bosque junto a su hermana Elsa, desapareció sin dejar rastro y sin que Elsa pudiera dar ninguna explicación coherente sobre el incidente.
Telramund señaló a Elsa como responsable y causante de la desaparición de su hermano pequeño y reclamaba que esta fuera juzgada y castigada. Tras esto el reino pasaría a ser regentado por el mismo Telramund.
El rey Henry, tras escuchar a los dos bandos, no sabía que decisión tomar: era consciente de que Gottfried se movía impulsado por sus ansias de poder pero Elsa no era capaz de defenderse de una manera razonable.
Finalmente el asunto se puso en manos de Dios: se celebraría un duelo a muerte entre Gottfried y un voluntario que luchara por Elsa, Dios daría mayor vigor al brazo del justo y así el asunto quedaría zanjado. Pero nadie se atrevía a enfrentarse a Gottfried y así, cuando estaba a punto de acabar el tiempo de espera para que acudiese un defensor de Elsa, de la oscuridad del río apareció un gran cisne tirando de una barca en la que, un caballero perfectamente armado, se dejaba llevar por las oscuras aguas. Era Lohengrin, que ante el asombro de todos, defendió a la muchacha y venció al malvado Gottfried.
Después de esto, empecé a ver vídeos del primer acto hasta acabar viendo la ópera entera, siempre descubriendo piezas fascinantes y sobrecogedoras.
Lo que yo tengo claro es que la ópera es un género de música que primero hay que conocer para después poder amarlo. Si se intenta entrar de golpe se fracasa. Yo recomiendo lo siguiente: escojan una ópera por la que sientan alguna curiosidad o que al menos les suene un poco, busquen una sinopsis del argumento y leanla detenidamente, interésense por el compositor, por el año de estreno, vamos, ponganse un poco en situación y sepan qué están escuchando. Despues de esto, busquen en Youtube fragmentos de la opera, es decir, Arias, o bien introducciones, escuchen tantas como quieran y repitan las que más les gusten.Ahora intenten ver el primer acto entero , a ser posible con subtítulos, y a partir de aquí...a disfrutar.
http://www.youtube.com/watch?v=LMtRof9qJG8
Hace unos años, mientras conducía hacia el trabajo, iba escuchando distraidamente RNE clásica cuando una melodía llamó mi atención. Era la introducción de la ópera Lohengrin, obra de Wagner estrenada en 1850. De hecho, me gustó tanto que apunté aquel extraño nombre en un pedazo de papel y una vez de vuelta a casa lo introduje en el Google.
Lohengrin, caballero custodio del Santo Grial, hijo de Parsifal. Esto ya me sonaba un poco, Parsifal era uno de los caballeros de la mesa redonda del rey Arturo y, una vez disuelta esta, encontró el Grial y formó una guardia para custodiarlo. Esto aprendí sobre el personaje, pero luego, al leer el libreto de la ópera, me enganché con la historia que narraba: en la edad media, el rey de Germania recorre su país reclutando tropas para su ejército, que se dispone a luchar contra el enemigo Húngaro. Cuando llega a Brabante, se entera de que la población está enfrentada en dos bandos que se disputan el poder.El caso es que a la muerte del conde, su hijo y heredero, el pequeño Gottfried, fue dejado a manos de un noble llamado Telramund hasta que alcanzara la mayoría de edad, pero un día en que el pequeño príncipe salió a pasear por el bosque junto a su hermana Elsa, desapareció sin dejar rastro y sin que Elsa pudiera dar ninguna explicación coherente sobre el incidente.
Telramund señaló a Elsa como responsable y causante de la desaparición de su hermano pequeño y reclamaba que esta fuera juzgada y castigada. Tras esto el reino pasaría a ser regentado por el mismo Telramund.
El rey Henry, tras escuchar a los dos bandos, no sabía que decisión tomar: era consciente de que Gottfried se movía impulsado por sus ansias de poder pero Elsa no era capaz de defenderse de una manera razonable.
Finalmente el asunto se puso en manos de Dios: se celebraría un duelo a muerte entre Gottfried y un voluntario que luchara por Elsa, Dios daría mayor vigor al brazo del justo y así el asunto quedaría zanjado. Pero nadie se atrevía a enfrentarse a Gottfried y así, cuando estaba a punto de acabar el tiempo de espera para que acudiese un defensor de Elsa, de la oscuridad del río apareció un gran cisne tirando de una barca en la que, un caballero perfectamente armado, se dejaba llevar por las oscuras aguas. Era Lohengrin, que ante el asombro de todos, defendió a la muchacha y venció al malvado Gottfried.
Después de esto, empecé a ver vídeos del primer acto hasta acabar viendo la ópera entera, siempre descubriendo piezas fascinantes y sobrecogedoras.
Lo que yo tengo claro es que la ópera es un género de música que primero hay que conocer para después poder amarlo. Si se intenta entrar de golpe se fracasa. Yo recomiendo lo siguiente: escojan una ópera por la que sientan alguna curiosidad o que al menos les suene un poco, busquen una sinopsis del argumento y leanla detenidamente, interésense por el compositor, por el año de estreno, vamos, ponganse un poco en situación y sepan qué están escuchando. Despues de esto, busquen en Youtube fragmentos de la opera, es decir, Arias, o bien introducciones, escuchen tantas como quieran y repitan las que más les gusten.Ahora intenten ver el primer acto entero , a ser posible con subtítulos, y a partir de aquí...a disfrutar.
viernes, 24 de febrero de 2012
Los Dioscuros
Los Dioscuros: los hermanos gemelos Cástor y Pólux, hermanos mayores de Helena de Troya. Participaron en la mítica expedición de los Argonautas y liberaron a su hermana cuando Teseo la raptó llevándosela a Atenas.Murieron emboscados poco antes del inicio de la guerra de Troya, para alivio de los Frigios, aunque se decía que Zeus los había convertido en estrellas. Se les consideraba patrones de los marineros.
Hace algún tiempo encontré esta imagen en internet. Esta fenomenal escultura en bronce de los Dioscuros estaba ubicada en la embajada Alemana de San Petersburgo antes de la guerra. No se que suerte corrió, pues no he encontrado ninguna información sobre su paradero actual si es que aun existe. Os propongo que, si tenéis un rato, tratemos de encontrar pistas sobre su paradero.
Muchas gracias.
Hace algún tiempo encontré esta imagen en internet. Esta fenomenal escultura en bronce de los Dioscuros estaba ubicada en la embajada Alemana de San Petersburgo antes de la guerra. No se que suerte corrió, pues no he encontrado ninguna información sobre su paradero actual si es que aun existe. Os propongo que, si tenéis un rato, tratemos de encontrar pistas sobre su paradero.
Muchas gracias.
jueves, 23 de febrero de 2012
Hace 2000 años
Hace 2000 años existía una civilización espejo de la nuestra, un rincón de lo que iba a ser el futuro rodeado por un mundo arcaico, poblado por razas semisalvajes, testigos de lo que había sido el hombre durante decenas de miles de años. Esta civilización se extendió formando lo que conocemos como el Imperio Romano, construyendo carreteras cómodas y seguras que unían las principales ciudades del imperio, con acueductos para abastecerlas de agua, con teatros, coliseos, hipódromos, bibliotecas, escuelas, balnearios... en fin, la base de nuestra civilización: para mi es lo mismo, la única diferencia radica en que gracias a los avances de la ciencia tenemos mejores instrumentos para llevar a cabo el mismo tipo de vida que llevaban ellos. El mundo griego les regaló el amor por el arte y la cultura: asimilaron los mitos griegos y los enriquecieron, copiaron con gran maestría las esculturas , perdidas hoy en día, de los grandes escultores griegos y en la arquitectura, hay que reconocerlo, fueron innovadores y utilizaron el arco y el cemento.
Un ciudadano romano tenía su villa ,como hoy nosotros nuestro pisito en la costa, hacía turismo, principalmente a grecia, tenía sus ídolos gladiadores y cuadrigas, como hoy nosotros en el fútbol, por ejemplo, aprendían latín y griego....en fin, cuanto más me adentro en ese mundo encuentro más similitudes.Ese mundo duró unos mil años si contamos la larga etapa de engrandecimiento y también el largo declive.
Cuando Augustulo fue depuesto , ya nada quedaba del espíritu de aquella civilización, venían por delante más de mil años de oscuridad , de olvido, y solo las ruinas nos dan testimonio de un pueblo que vivió un sueño moderno hace dos mil años, como nosotros ahora. A veces me pregunto como seríamos hoy en día si el imperio no hubiera desaparecido. Espero que hayamos aprendido la lección.
Un ciudadano romano tenía su villa ,como hoy nosotros nuestro pisito en la costa, hacía turismo, principalmente a grecia, tenía sus ídolos gladiadores y cuadrigas, como hoy nosotros en el fútbol, por ejemplo, aprendían latín y griego....en fin, cuanto más me adentro en ese mundo encuentro más similitudes.Ese mundo duró unos mil años si contamos la larga etapa de engrandecimiento y también el largo declive.
Cuando Augustulo fue depuesto , ya nada quedaba del espíritu de aquella civilización, venían por delante más de mil años de oscuridad , de olvido, y solo las ruinas nos dan testimonio de un pueblo que vivió un sueño moderno hace dos mil años, como nosotros ahora. A veces me pregunto como seríamos hoy en día si el imperio no hubiera desaparecido. Espero que hayamos aprendido la lección.
sábado, 11 de febrero de 2012
Nuevo diseño
Con el espíritu del nuevo año empiezo el blog con un nuevo diseño, más dinámico y actual, que espero que sea del agrado de todos ustedes. El contenido ,en principio, seguirá en su grueso tratando sobre la mitología clásica sin olvidar a los grandes compositores de música clásica y algún aderezo de opinión de la actualidad. Por favor, comenten que les parecen los cambios. Muchas gracias.
jueves, 9 de febrero de 2012
Minos, Radamanto, Eaco y Triptolemo.
Escribo estas lineas precipitadamente movido por la rabia y la decepción tras enterarme de que el tribunal supremo de España ha condenado al juez Garzón a once años de inhabilitación, que es lo mismo que decir que han acabado con él como juez que era. Si hay algo peor en este país que el estado de nuestra economía es justamente la justicia y los que, como decía Platón , se arrogan el nombre de jueces. ¿Donde están los jueces proverbiales: Mino, Radamanto, Eaco y Triptolemo?, tendremos que esperar a que nos llegue la hora final para encontrarlos en el Hades, de momento aquí tocar seguir en manos de esta burla.
lunes, 6 de febrero de 2012
La guerra de Troya: Ifigenia.
Cuando las tropas se disponían a zarpar, cansadas ya de tan larga espera mientras se reunían todos sus efectivos, el viento, motor de las cóncavas naves, dejó de soplar de una manera repentina. Al principio, Agamenón pensó que se trataba tan solo de un suceso circunstancial , pero las semanas fueron pasando lentamente y el viento no aparecía. Los caudillos empezaron a ponerse nerviosos y solicitaron a Agamenón que pusiera un tiempo límite a esa espera, pues al fin y al cabo, tanta espera no era normal y podía ser que la causa de todos estos retrasos fuera que los Dioses estaban a favor de Troya , y no era cosa para nada deseable enfrentarse con los habitantes del Olimpo.
Así, el rey , temiendo que la explicación dada por sus caudillos fuese cierta, consultó a su mejor adivino, Calcante, sobre cual podía ser el motivo de que el viento hubiera cesado de tal manera. No le gustó la respuesta de Calcante: en efecto, los Dioses estaban irritados con Agamenón, pero no por luchar contra los Troyanos, sino porqué en una cacería durante su estancia en Áulide mató a una cierva que era propiedad de los Dioses y para colmo, se regodeó de ello. Si quería ser perdonado por tal afrenta solo había un medio, hacer un sacrificio, pero un sacrificio especial: debía ofrecer a los Dioses a su hija Ifigenia.
La primera reacción de Agamenón fue licenciar la tropa y salvar a su hija, ya que no estaba dispuesto a llegar hasta este extremo para satisfacer sus ansias de poder. Sin embargo, su hermano Menelao, aludió a razones de responsabilidad y honor para hacerle cambiar de opinión y permitir que tal sacrificio se realizase. ¿ Qué pensarían de ellos los caudillos de Grecia si después de tantos años y tantos esfuerzos, ahora que por fin se disponían a saquear Troya y repartirse el botín, el promotor del ejército, Agamenón, decidía acabar con la expedición por un motivo personal?.
Ciertamente estaba metido en un aprieto, por lo que cambiando la opinión, prefirió sacrificar a su hija y ganarse el odio de su mujer que granjearse las iras de los otros reyes.
Para traer a Ifigenia de Micenas hasta el Áulide sin levantar sospechas contaron con la astucia de Ulises, que se presentó en el palacio de Agamenón reclamando, ante su madre, a Ifigenia, para casarla con, ni más ni menos, Aquiles, que nada sabía de esta argucia. Para Clitemnestra, la madre de Ifigenia, una boda con Aquiles era algo que ni siquiera habría alcanzado a soñar, por lo que no puso ningún inconveniente en que esta se celebrara. Sin embargo, no veía porqué tenían que casarse con tal premura, lejos de Argos y con una guerra en ciernes. Ulises, que tenía una respuesta para todo, le recordó la soberbia de Aquiles. Éste había impuesto a Agamenón una sola condición para alistarse: casarse con una hija suya y así tener derechos sobre el trono de Micenas. Agamenón había accedido, pero la tropa estaba ansiosa por embarcarse y la boda debía celebrarse con premura.
Clitemnestra no puso más reparos y Ulises marchó camino de Áulide con su preciosa carga.
Agamenón preparó una gran hecatombe, que es como ellos llamaban a los sacrificios, invitando a ella a los principales caudillos de su ejército. Empezaron los sacrificios y cuando de repente presentaron ante el altar a Ifigenia empezaron a preguntarse qué demonios estaba pasando. No había tiempo de reacción para disuadir a Agamenón del horrible crimen y, para pasmo de todos, la doncella fue sacrificada de un certero hachazo y ante la mirada impertérrita de su padre.
Súbitamente, el cielo se oscureció, las ramas de los árboles se movían con violencia, en fin, el viento, con más furia que nunca, había regresado. Todos se olvidaron de Ifigenia y se aprestaron a dirigir sus respectivas tropas hacia las naves. Había llegado el momento de zarpar.
Así, el rey , temiendo que la explicación dada por sus caudillos fuese cierta, consultó a su mejor adivino, Calcante, sobre cual podía ser el motivo de que el viento hubiera cesado de tal manera. No le gustó la respuesta de Calcante: en efecto, los Dioses estaban irritados con Agamenón, pero no por luchar contra los Troyanos, sino porqué en una cacería durante su estancia en Áulide mató a una cierva que era propiedad de los Dioses y para colmo, se regodeó de ello. Si quería ser perdonado por tal afrenta solo había un medio, hacer un sacrificio, pero un sacrificio especial: debía ofrecer a los Dioses a su hija Ifigenia.
La primera reacción de Agamenón fue licenciar la tropa y salvar a su hija, ya que no estaba dispuesto a llegar hasta este extremo para satisfacer sus ansias de poder. Sin embargo, su hermano Menelao, aludió a razones de responsabilidad y honor para hacerle cambiar de opinión y permitir que tal sacrificio se realizase. ¿ Qué pensarían de ellos los caudillos de Grecia si después de tantos años y tantos esfuerzos, ahora que por fin se disponían a saquear Troya y repartirse el botín, el promotor del ejército, Agamenón, decidía acabar con la expedición por un motivo personal?.
Ciertamente estaba metido en un aprieto, por lo que cambiando la opinión, prefirió sacrificar a su hija y ganarse el odio de su mujer que granjearse las iras de los otros reyes.
Para traer a Ifigenia de Micenas hasta el Áulide sin levantar sospechas contaron con la astucia de Ulises, que se presentó en el palacio de Agamenón reclamando, ante su madre, a Ifigenia, para casarla con, ni más ni menos, Aquiles, que nada sabía de esta argucia. Para Clitemnestra, la madre de Ifigenia, una boda con Aquiles era algo que ni siquiera habría alcanzado a soñar, por lo que no puso ningún inconveniente en que esta se celebrara. Sin embargo, no veía porqué tenían que casarse con tal premura, lejos de Argos y con una guerra en ciernes. Ulises, que tenía una respuesta para todo, le recordó la soberbia de Aquiles. Éste había impuesto a Agamenón una sola condición para alistarse: casarse con una hija suya y así tener derechos sobre el trono de Micenas. Agamenón había accedido, pero la tropa estaba ansiosa por embarcarse y la boda debía celebrarse con premura.
Clitemnestra no puso más reparos y Ulises marchó camino de Áulide con su preciosa carga.
Agamenón preparó una gran hecatombe, que es como ellos llamaban a los sacrificios, invitando a ella a los principales caudillos de su ejército. Empezaron los sacrificios y cuando de repente presentaron ante el altar a Ifigenia empezaron a preguntarse qué demonios estaba pasando. No había tiempo de reacción para disuadir a Agamenón del horrible crimen y, para pasmo de todos, la doncella fue sacrificada de un certero hachazo y ante la mirada impertérrita de su padre.
Súbitamente, el cielo se oscureció, las ramas de los árboles se movían con violencia, en fin, el viento, con más furia que nunca, había regresado. Todos se olvidaron de Ifigenia y se aprestaron a dirigir sus respectivas tropas hacia las naves. Había llegado el momento de zarpar.
sábado, 28 de enero de 2012
La guerra de Troya: Aquiles.
Si recordáis la fantástica aventura de los Argonautas, veréis que uno de los tripulantes era el padre de Aquiles, que gozó de una larga vida, casi hasta el final de la guerra de Troya, cuando ya pocos de los Argonautas seguían sobre la faz de la tierra. Bien, aparte de participar en la mítica expedición de Jasón, dos hechos fundamentales marcaron su vida y, sobretodo, forjaron al héroe más importante de cuantos combatieron en la llanura Troyana: trabó una gran amistad con el centauro Quirón, del que ya hemos hablado anteriormente. Este centauro era uno de los pocos que no sentían hostilidad hacia los hombres, y el más sabio de todos ellos. Peleo puso a su hijo Aquiles en manos (o pezuñas) de Quirón, es decir, el mejor maestro posible, tanto en conocimientos como en el manejo de armas.
La segunda hazaña de Peleo fue casarse con Tetis, una nereida. Se decía que las nereidas eran seres divinos con capacidad de cambiar de forma a su antojo. Peleo, aconsejado por Quirón, sorprendió a la Nereida y la agarró tan fuerte que por más que esta cambiara de forma intentando asustar al rey, éste no la soltó en ningún momento, hasta que finalmente Tetis se dio por vencida y aceptó casarse con Peleo por tal de verse libre de nuevo.
Aquiles, por tanto, tenía ventaja sobre sus rivales, era un semidiós, el último que verían los hombres, pero además había sido preparado para luchar por un centauro. A Agamenón no se le escapaba el valor que tendría el muchacho en su ejército, por lo que recurrió a su nuevo fichaje estrella para enrolarlo en sus filas, el astuto Ulises.
Tetis, al tener conocimiento de la formación de un gran ejército griego, supuso que intentarían reclutar a su hijo. Como diosa que era sabía que si Aquiles participaba en esta guerra, de seguro moriría, en cambio, si la evitaba, su vida sería larga y fructífera. Por ello lo envió a una recóndita isla griega llamada Esciros, cuyo rey, amigo de Tetis, vistió al joven con ropa de mujer y lo introdujo en el palacio que había construido para su hija, en el que todas eran mujeres.
Mientras, el tiempo iba pasando, Ulises, una vez reclutado por Agamenón, cumplió con su deber y se dirigió a Tesalia, patria de Aquiles, en un largo viaje marino que suponía recorrer de cabo a rabo la costa griega. Imaginaos su decepción al descubrir que Aquiles se encontraba en paradero desconocido y no encontrar a nadie dispuesto a ayudar a encontrarle.
Gracias a su facilidad para embaucar a la gente pudo ganarse la confianza de unos marineros Tesalios que aseguraban que Aquiles se había embarcado años atrás hacia Esciros, y no lo habían vuelto a ver más desde entonces.
Ulises y sus hombres se dirigieron, pues, hacia Esciros. Sabían que el rey de esa isla era amigo de Tetis y que ninguna ayuda suya iban a obtener, por tanto habría que pensar en alguna cosa que sorprendiera a aquellos que escondían a Aquiles: si no daban con él en un breve espacio de tiempo la guerra empezaría sin dos caudillos excepcionales y eso era algo que Agamenón jamás le perdonaría.
Una vez en la isla cuidaron de no delatar su verdadero objetivo y se hicieron pasar por mercaderes, lo que les permitió recorrer con facilidad las villas y ciudades de aquella pequeña isla, pero la búsqueda resultó de nuevo infructuosa. El único lugar que faltaba por explorar era el palacio, que, aparte del rey, estaba habitado únicamente por sus hijas y doncellas, por tanto, según decían sus hombres, no valía la pena dirigirse allí, y más pensando que podían correr el riesgo de ser descubiertos por la guardia que custodiaba el recinto.
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Su astucia volvía a ponerse en marcha: disfrazado de mercader y cargado de hermosas joyas y prendas femeninas, se plantó él solo ante las puertas del palacio, y como si de un experto comerciante se tratase atrajo a todas las muchachas hasta las puertas del recinto, las cuales se acercaron hasta él para examinar la mercancía, repartida a lo lago de la muralla del palacio, como si de un mercadillo se tratase. Entre las joyas dejó un escudo y una lanza, en los que ninguna mujer reparaba, menos una, que pasó de largo ante los adornos y fue a detenerse justo enfrente, agarrando la lanza como por acto instintivo.
Entonces Ulises se arrancó el disfraz que disimulaba su rostro y , para sorpresa de todos, saltó, con un ágil movimiento, sobre Aquiles, que esquivó la envestida con una velocidad sorprendente y tuvo incluso la pericia necesaria como para reducir a Ulises, que , yaciente en el suelo, no se resistió, sino que más bien lucía una sonrisa burlona, triunfante, cara a cara ante Aquiles, el gran héroe, que vestido como una mujer, ahora mostraba su bello rostro, pues en la refriega su velo había caído.
Aquiles, una vez descubierto, no quiso resistirse más y consintió en acompañar a Ulises y zarpar de nuevo hacia Tesalia, donde se reuniría con su compañero Patroclo y sus hombre, los Mirmidones, y , juntos, pondrían rumbo hacia el punto donde se estaba reuniendo el gran ejército Griego: el puerto de Áulide.
Tal vez os podrá extrañar el hecho de que Aquiles tuviera intención de rehusar participar en la guerra, pero debéis comprender que , al ser un semidios, se consideraba tan por encima del resto de los caudillos griegos, que no podía soportar la idea de ser comandado por otro y mucho menos por Agamenón, al que, por lo que parece, le tenía una especial manía. Sin embargo, cuando decidió unirse a Ulises y juntarse con las tropas griegas, no dudó más y lo hizo a sabiendas de que moriría en Troya, pues su madre ya se lo había advertido.
Así, en la marina Áulide, pequeña ciudad portuaria situada a unos veinte kilómetros de Tebas, llegaron a congregarse, según Homero, 1196 naves. Cuando Aquiles arribó con sus cincuentas naves pudo ver las tropas de el gran rey Agamenón, de Menelao, del violento Diómedes, del fornido Ayax, del legendario Néstor, compañero de batallas junto a su propio padre, de Ulises…en fin, él era él último. Ahora el ejército estaba al completo.
La espera había sido muy larga, de varios años, pero , desgraciadamente para ellos, todavía iba a pasar un tiempo antes de que pudieran zarpar.
La segunda hazaña de Peleo fue casarse con Tetis, una nereida. Se decía que las nereidas eran seres divinos con capacidad de cambiar de forma a su antojo. Peleo, aconsejado por Quirón, sorprendió a la Nereida y la agarró tan fuerte que por más que esta cambiara de forma intentando asustar al rey, éste no la soltó en ningún momento, hasta que finalmente Tetis se dio por vencida y aceptó casarse con Peleo por tal de verse libre de nuevo.
Aquiles, por tanto, tenía ventaja sobre sus rivales, era un semidiós, el último que verían los hombres, pero además había sido preparado para luchar por un centauro. A Agamenón no se le escapaba el valor que tendría el muchacho en su ejército, por lo que recurrió a su nuevo fichaje estrella para enrolarlo en sus filas, el astuto Ulises.
Tetis, al tener conocimiento de la formación de un gran ejército griego, supuso que intentarían reclutar a su hijo. Como diosa que era sabía que si Aquiles participaba en esta guerra, de seguro moriría, en cambio, si la evitaba, su vida sería larga y fructífera. Por ello lo envió a una recóndita isla griega llamada Esciros, cuyo rey, amigo de Tetis, vistió al joven con ropa de mujer y lo introdujo en el palacio que había construido para su hija, en el que todas eran mujeres.
Mientras, el tiempo iba pasando, Ulises, una vez reclutado por Agamenón, cumplió con su deber y se dirigió a Tesalia, patria de Aquiles, en un largo viaje marino que suponía recorrer de cabo a rabo la costa griega. Imaginaos su decepción al descubrir que Aquiles se encontraba en paradero desconocido y no encontrar a nadie dispuesto a ayudar a encontrarle.
Gracias a su facilidad para embaucar a la gente pudo ganarse la confianza de unos marineros Tesalios que aseguraban que Aquiles se había embarcado años atrás hacia Esciros, y no lo habían vuelto a ver más desde entonces.
Ulises y sus hombres se dirigieron, pues, hacia Esciros. Sabían que el rey de esa isla era amigo de Tetis y que ninguna ayuda suya iban a obtener, por tanto habría que pensar en alguna cosa que sorprendiera a aquellos que escondían a Aquiles: si no daban con él en un breve espacio de tiempo la guerra empezaría sin dos caudillos excepcionales y eso era algo que Agamenón jamás le perdonaría.
Una vez en la isla cuidaron de no delatar su verdadero objetivo y se hicieron pasar por mercaderes, lo que les permitió recorrer con facilidad las villas y ciudades de aquella pequeña isla, pero la búsqueda resultó de nuevo infructuosa. El único lugar que faltaba por explorar era el palacio, que, aparte del rey, estaba habitado únicamente por sus hijas y doncellas, por tanto, según decían sus hombres, no valía la pena dirigirse allí, y más pensando que podían correr el riesgo de ser descubiertos por la guardia que custodiaba el recinto.
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Su astucia volvía a ponerse en marcha: disfrazado de mercader y cargado de hermosas joyas y prendas femeninas, se plantó él solo ante las puertas del palacio, y como si de un experto comerciante se tratase atrajo a todas las muchachas hasta las puertas del recinto, las cuales se acercaron hasta él para examinar la mercancía, repartida a lo lago de la muralla del palacio, como si de un mercadillo se tratase. Entre las joyas dejó un escudo y una lanza, en los que ninguna mujer reparaba, menos una, que pasó de largo ante los adornos y fue a detenerse justo enfrente, agarrando la lanza como por acto instintivo.
Entonces Ulises se arrancó el disfraz que disimulaba su rostro y , para sorpresa de todos, saltó, con un ágil movimiento, sobre Aquiles, que esquivó la envestida con una velocidad sorprendente y tuvo incluso la pericia necesaria como para reducir a Ulises, que , yaciente en el suelo, no se resistió, sino que más bien lucía una sonrisa burlona, triunfante, cara a cara ante Aquiles, el gran héroe, que vestido como una mujer, ahora mostraba su bello rostro, pues en la refriega su velo había caído.
Aquiles, una vez descubierto, no quiso resistirse más y consintió en acompañar a Ulises y zarpar de nuevo hacia Tesalia, donde se reuniría con su compañero Patroclo y sus hombre, los Mirmidones, y , juntos, pondrían rumbo hacia el punto donde se estaba reuniendo el gran ejército Griego: el puerto de Áulide.
Tal vez os podrá extrañar el hecho de que Aquiles tuviera intención de rehusar participar en la guerra, pero debéis comprender que , al ser un semidios, se consideraba tan por encima del resto de los caudillos griegos, que no podía soportar la idea de ser comandado por otro y mucho menos por Agamenón, al que, por lo que parece, le tenía una especial manía. Sin embargo, cuando decidió unirse a Ulises y juntarse con las tropas griegas, no dudó más y lo hizo a sabiendas de que moriría en Troya, pues su madre ya se lo había advertido.
Así, en la marina Áulide, pequeña ciudad portuaria situada a unos veinte kilómetros de Tebas, llegaron a congregarse, según Homero, 1196 naves. Cuando Aquiles arribó con sus cincuentas naves pudo ver las tropas de el gran rey Agamenón, de Menelao, del violento Diómedes, del fornido Ayax, del legendario Néstor, compañero de batallas junto a su propio padre, de Ulises…en fin, él era él último. Ahora el ejército estaba al completo.
La espera había sido muy larga, de varios años, pero , desgraciadamente para ellos, todavía iba a pasar un tiempo antes de que pudieran zarpar.
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